+ ANNECY (74, Haute-Savoie): Annecy es la capital de la provincial de la Alta Saboya, en la comunidad autónoma del Ródano-Alpes. La ciudad es conocida como “La Venecia de los Alpes”, por los canales que la atraviesan. La ciudad está a los pies de los Alpes y al lado del precioso Lago de Annecy, que destaca por sus aguas cristalinas azul y turquesa. La visita del lago es obligada, seguro que no podréis olvidar el color del agua, los reflejos de las montanas nevadas, los cisnes, etc. Se puede dar un paseo en barca, ver el Canal del Vassé y su puente Des Amours, bañarse en su playa, pasear por su perímetro, consultar la rosa de los vientos, descansar en su inmensa explanada de césped, conocida como Los Jardines de Europa, etc.

De la ciudad (que está divida en dos partes, Annecy y Annecy-le-Vieux ) sería imposible destacar una sola cosa, ya que toda ella destaca por su gran belleza. Os quedaréis impresionados al llegar al núcleo urbano desde el lago, siguiendo el muelle del Thiou. Las casas que bordean el muelle son más bonitas las unas que las otras, con fachadas tradicionales de colores ocres y tejados típicos de la zona. Pero lo que llama la atención es sin duda el extraño monumento que se erige en el centro del canal. Se trata del Palais de L’Isle, un palacio del siglo XII que ha tenido muchas funciones, como las de castillo, prisión, etc. hasta ser un centro cultural hoy en día. En esta calle principal destacan también una bonita iglesia dedicada a San Francisco, los numerosos puentes que unen ambas orillas, las terrazas, las esclusas…

Si atravesamos uno de los puentes nos adentramos en el casco antiguo, donde destacan varias calles como las de Santa Clara con sus arcos de piedra de los siglos XVII y XVIII y su puerta, la calle Royale, la torre del reloj (que fue una antigua prisión), sus puertas medievales,  la catedral de San Pedro, las tiendas de artesanía, etc.

Del resto de la ciudad destacan su ayuntamiento y sus bustos de madera, la iglesia de Notre-Dame-de-Liesse, su precioso altar y su plaza con la fuente, la basílica de la Visitación (situada a las afueras de la ciudad), la iglesia de San Lorenzo y su precioso campanario , la iglesia San Mauricio, el monumento a San Francisco de Sales, el Castillo de Annecy, sus calles empedradas, etc. Además, cuando visité la ciudad había una curiosa exposición de arte, con extraños personajes que decoraban los principales monumentos de la ciudad.

Os recomiendo la visita de Annecy, es una de las ciudades más bonitas que he visitado. Su arquitectura y su entorno son incomparables, no podéis perdérosla!

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+ ALCALÁ DEL JÚCAR (Albacete, Castilla-La Mancha): Alcalá del Júcar es un pueblo de la provincia de Albacete, en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha. El pueblo se sitúa en una garganta conocida como “la hoz del Júcar”, lo que le confiere un gran interés paisajístico y lo convierte en uno de los pueblos más bonitos de la comunidad.

Alcalá es conocido por varios monumentos: su precioso puente romano sobre el Júcar, su castillo del siglo XI (que ha sido restaurado recientemente), su iglesia parroquial construida entre los siglos XV y XVIII, la ermita de San Lorenzo y, cómo no, sus cuevas. Hay varias cuevas famosas, como la de Garadén, las de Masagó y las del Diablo.

Las cuevas de Masagó son las más antiguas de Alcalá, y están abiertas al público desde 1962. En el interior hay un restaurante y se puede comer dentro con vistas a la hoz del Júcar.  La cueva del Diablo también esta excavada en el corazón de la montaña y ofrece bonitas vistas de la hoz. La singularidad de esta cueva es la decoración con aperos de labranza, muebles, animales disecados, billetes, monedas y sellos antiguos, objetos singulares, etc. La cueva también cuenta con una sala de baile y un bar, así como una terraza con mirador. La cueva, que comunica con la del Rey Garadén, es la propiedad de un señor muy peculiar, que ha conocido a numerosas celebridades. Con la entrada a la cueva se puede acceder al museo del cine del pueblo y se puede tomar una consumición. Agradeceréis su temperatura constante de 13°C en los meses de verano.

Las calles de Alcalá del Júcar son muy bonitas, con casas de fachadas blancas para repeler el calor (ya que en verano la temperatura supera los 40°C), su calle principal empedrada, etc. Para paliar el calor está la pequeña “playa” al lado del puente, desde donde además hay una preciosa vista del pueblo, o también se puede descansar en su parque de al lado del río. Antes de dejar el pueblo, podéis comprar recuerdos de la zona en alguna de sus tiendas de suvenires, donde destacan los botijos, las figuras de Don Quijote y Sancho Panza, las navajas de Albacete, etc. o comprar los típicos ajos.

Si queréis tener una bonita vista del pueblo, podéis subir unos kilómetros en coche hasta la cima de la hoz, desde donde podréis observar Alcalá del Júcar a vista de pájaro. Os recomiendo la visita del pueblo, es de visita obligada si pasáis por la zona, aunque sin duda merece la pena ir a propósito :)

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+ ANDUZE (30, Gard): Anduze es un pueblo de la provincia francesa del Gard situado en una garganta, entre una montaña del macizo de los Cévennes y el río Gardon. El lugar más emblemático del pueblo es su plaza, la Place des Halles, repleta de turistas en verano, con su mercado cubierto y su fuente con azulejos de colores, conocida como la fuente pagoda. También destacan su reloj solar, situado en la Torre de l’Horloge, la Torre Pézène, la iglesia dedicada a Saint-Étienne con su bonito campanario, sus fuentes, sus edificios de con persianas de madera de diferentes colores, sus calles, su parque Des Cordeliers, su templo protestante, etc. Pero si por algo es conocido Anduze es por su tren, por ser un importante centre del protestantismo y sobre todo por sus macetas de cerámica, la “poterie d’Anduze”, muy copiada en todo el sur de Francia.

Os recomiendo la visita de Anduze, es un pueblo pequeño pero con encanto, y en verano el centro está muy animado, con terrazas donde poder comer a buen precio.

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+ PEROUGES (01, Ain): Pérouges es un pueblo medieval de la provincia del Ain, en la comunidad autónoma de Rhône-Alpes, al este de Francia. Pérouges forma parte de los pueblos más bonitos de Francia y tiene más de ochenta edificios clasificados como monumento histórico.

La mayoría de las casas de este pueblo de la Edad Media datan de los siglos XV y XVI. El casco antiguo está rodeado por una muralla y se accede a él por la puerta de arriba (Porte d’en haut) o por la puerta de abajo (Porte d’en bas). Nada más entrar vemos el escudo de la ciudad y su iglesia fortificada dedicada a Santa Magdalena. La fachada de piedra es muy austera y su interior sigue este mismo principio. En la parte trasera hay un patio con una bonita vista sobre el campanario.

De la ciudad destacan todas sus calles, las unas más bonitas que las otras, con casas de piedra o de madera, puertas antiguas, aldabas originales, farolillos de hierro forjado, etc. En el pueblo podemos encontrar una gran variedad de ventanas: con bastidores de piedra, rejas de madera o de hierro, persianas coloridas, con jardineras o macetas, con telarañas, con cristales antiguos, más austeras o más modernas…

Las calles más conocidas del pueblo son la rue des Rondes (una calle muy larga y diferente en su parte norte y en su parte sur) y la rue des Princes con su torre de acecho, así como la plaza mayor o Place de la Halle. En la plaza se encuentra el edificio de La Halle, con sus geranios rojos, también conocida como Maison Heer. En esta casa hay una curiosidad: en el techo de su terraza se secan mazorcas de maíz. En la plaza también está el hotel más grande del pueblo, l’Hostellerie, construido en el siglo XIII y clasificado como monumento histórico. Pero el elemento más emblemático de la plaza es sin duda su “árbol de la libertad”, un tilo bicentenario que se planto después de la revolución francesa. Otro elemento emblemático de la plaza es su peculiar reloj solar, donde se pueden ver varios blasones y una inscripción que dice “solo te marcaré la hora de los días buenos”. Cerca de la plaza encontramos la estatua de San Jorge.

En Pérouges también destaca la Maison du Prince (que esconde un bonito jardín tras sus ventanas), su pozo de 33 metros de profundidad, la casa de los pintores, la calle Du Four, la calle des Contreforts, el paseo des Terreaux (donde de encuentra la otra puerta de entrada), su ayuntamiento, sus tiendas, sus restaurantes, etc.  Si visitáis Pérouges no podéis dejar de probar su famosa torta de Pérouges, aunque yo debo confesar que no me gustó demasiado…  Os recomiendo la visita de este precioso pueblo medieval, merece la pena.

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+ SAINT-ETIENNE (42, Loire): Saint-Étienne es la capital de la provincia del Loira, en la comunidad Rhône-Alpes, al este de Francia. La ciudad fue muy importante gracias a su pasado minero y los éxitos de equipo de fútbol, aunque en los últimos años su prestigio ha decaído.

De la ciudad destacan varios monumentos y lugares, como la Cité du Design, el ayuntamiento y la prefectura con su kiosco y su busto de Jean Jaurès, la Place du Peuple y la Place Dorian, la Torre de la Droguería, el hotel privado Subit-Gouyon (que fue convertido en restaurante y que está cerrado actualmente), el edificio Preynat-Seauve, la universidad de Minas, algunas calles empedradas del centro con fuentes y edificios antiguos, su catedral dedicada a San Carlos, la Grand Église (la más antigua de la ciudad), el parque de Europa, el edificio de Manufrance, su estatua del centro llamada La Muse, su estación de trenes con sus esculturas modernas, su tranvía, su edificio de correos, su Opéra de l’Esplanade (con sus esculturas vanguardistas y su vista de conjunto de la ciudad), etc.

La ciudad se esfuerza por dar una imagen positiva, pero no quiero mentiros y deciros que todo es bonito. Hay muchísimas cosas que mejorar: las arterias principales se han “renovado” con la llegada del tranvía, pero el resto de la ciudad necesita una renovación total. Hay muchos edificios casi insalubres, con fachadas ennegrecidas, basura en las calles, latas y botellines, numerosas defecaciones de perros (que han dado lugar a una curiosa iniciativa del ayuntamiento), tiendas cerradas, obras chapuceras, etc. Mención aparte merecen los dos años durante los cuales la ciudad ha estado patas arriba para construir el tranvía y renovar algunas aceras… Después está el clima, las nevadas en el mes de junio, la niebla, el hielo, el frío…

Lo mejor de Saint-Étienne es su proximidad con el parque natural del Pilat y la posibilidad de hacer senderismo sin hacer muchos kilómetros. Por lo demás, no os recomiendo la visita de la ciudad si no habéis previsto pasar por la zona y visitar otros sitios.

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+ SAINT-LIZIER (09, Ariège): Saint-Lizier es un pueblo de la provincia del Ariège, en la comunidad Midi-Pyrénées. El pueblo, que forma parte de los más bonitos de Francia, es conocido por su Palacio Obispal del siglo XVII, que domina la colina del Marsan.

Desafortunadamente, el palacio está siendo renovado y está temporalmente cerrado al público, solo su restaurante sigue abierto. No obstante desde la colina hay una bonita vista del pueblo y de la catedral, así como del valle vecino y de los Pirineos.

Saint-Lizier tiene dos barrios bien distintos: el del antiguo recinto amurallado y el de la villa. Uno de sus grandes atractivos junto con el palacio de los obispos es su preciosa catedral dedicada a Saint-Lizier. Por fuera no parece gran cosa, excepto por su campanario octogonal, pero su interior es muy bonito, sobre todo los frescos de la cúpula del altar mayor y su claustro románico. El claustro tiene decenas de columnas esculpidas, las unas más bonitas que las otras, con motivos animales, vegetales, geométricos, con arqueros o figuras humanas, etc. La plaza de la catedral es muy bonita, con una parte empedrada, una fuente en el centro y casas antiguas a su alrededor.

En la parte alta de la ciudad hay bonitas calles con casas de entre los siglos XV y XVIII, un paraíso para los que nos gustan las aldabas y las puertas antiguas. Hay aldabas con formas originales y esculturas en las esquinas y en las fachadas de las casas, hay que tener los ojos bien abiertos para no perder detalle. Subiendo hasta el ayuntamiento hay calles empedradas y empinadas, decoradas con múltiples jardineras. El ayuntamiento está junto a la torre del reloj, que también es una antigua puerta de la ciudad.

Os recomiendo la visita de Saint-Lizier sin duda alguna, aunque os aconsejo que os informéis de la fecha de reapertura del Palacio de los Obispos para poder visitarlo.

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